«MOJÓN BEACH», RECUERDO TRAVESTI DE CHILE

transsocialmedia ZULIANA ARAYA

LA DESCONOCIDA PLAYA DE VALPARAÍSO Antes de dedicarse a la prostitución y mucho antes de entrar en política, la transexual Zuliana Araya -hoy concejala de Valparaíso- era una adolescente inquieta a la que le encantaba escaparse de su casa. Hoy recuerda claramente su destino preferido: la playa Mojón Beach, ubicada entre la Caleta de Tornamesa Barón y la Caleta Portales, rodeada de trenes y oficinas ferroviarias abandonados. Zuliana pasaba sus tardes allí compartiendo alguna “Pilsen” dentro de los vagones olvidados, observando cómo las hormonas que se administraba comenzaban a tener efecto. En plena dictadura chilena contaba con tan sólo 17 años de edad y ya le gustaba vestirse de mujer. Para bañarse tenía que esconder el pene, «haciéndose el truco”.

Ese rincón estaba ubicado por donde ahora pasa el metro. Hasta ahí llegaba la tubería que dejaba la arena llena de basura, escombros, deshechos y materia orgánica. «Por eso la denominaron Mojón Beach, porque traía toda la mierda del cerro. Nosotras nos bañábamos a un lado y así evitábamos los mojones, pero no faltaba la que siempre los recogía y empezaba a tirarlos a las demás. Eso era típico, también había chicos a los que les gustaba molestarnos con ello», recuerda Araya. Allí se encontraban con los hombres que querían estar con ellas. En esa playa habitaba la tranquilidad, porque si se iba a otras zonas, como Portales, podrían encontrarse con todos los chiquillos y aquellos que bajaban desde el cerro y en ese tiempo había mucha homofobia: gritaban, les pegaban, les tiraban piedras… Precisamente para evitar peleas y malos tratos, muchas travestis de Valparaíso comenzaron a refugiarse en «la Mojón Beach», donde llegaban dos cursos de agua diferentes y que aún se pueden ver, pero que en ese entonces se trataban de aguas residuales del Cerro Los Placeres, mucho antes que el proyecto del gran colector de aguas fuera construido, allá por los años 90’s.

La Mojón Beach aún funciona, aunque obviamente ya no es un refugio oculto de travestis temerosos. Ahora se trata de un sector totalmente remodelado. Cuenta con un acceso urbanizado, y donde antes reinaba la oscuridad, hoy se puede caminar tranquilamente por las noches. La playa, hoy es reconocida como el «Balneario Los Placeres«, incluso tiene instalaciones deportivas y cuenta con socorristas, algunos de ellos -los más antiguos- reconocen que en general toda la costa antes del colector, era un verdadero estercolero y que las playas recibían nombres como “Cacapulco”. Los habitantes del Cerro Placeres también lo recuerdan, pero éstos la conocían como «Playa de los Colitas”. Curiosamente, fuera de la zona, ni las autoridades ni el ex-alcalde de la época tienen recuerdo de la presencia de travestis.

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Cuando se construyó el gran colector de aguas a fines de los 90´s, la Mojón Beach y la costa en general se volvieron más limpias. La medida favoreció al colectivo de travestis que se bañaban ahí, pero la homofobia continuó fluyendo como un segundo vertedero de injusticia y discriminación. Sandra, o “Pepona” como la conocen en el mundo de las sexoservidoras, es la lugarteniente en el Sindicato de Trabajadoras Independientes Travestis “Afrodita” (y en donde Zuliana es presidenta). Ella también recuerda la playa como un lugar donde se podía descansar. «Empecé a ir a esa playa a los 25 años, pero «a putear» desde los 13, en la plaza México de Viña del Mar. Nos gustaba esa playa porque era más tranquila, te podías llevar a los clientes a los trenes, no iba casi nadie… pero ahora ya no se puede. Hubo una temporada en la que los marinos nos vinieron a sacar a todas con megáfono en mano. Nos gritaban desde el mar, porque nos estábamos bañando con el tanga y las tetas al aire. Eso fue como 20 años atrás. Está claro que nosotras llamábamos mucho la atención. Imagínate ahora, que tengo un trasero con 8 litros de silicona», Sandra agrega riéndose.

Sin embargo no todo era tan límbico: la policía las detenían si les pillaban vestidas de mujer, era una falta a la moral. Les rapaban el, pelo al cero y les reventaban las uñas a palos, porque «eran maricones». Para evitar este tipo de abusos, las travestis se agruparon y apoyaron en el sindicato -formado en el año 2000- y que hoy tiene su sede frente a la Caleta Portales, es decir, cerca de la playa Los Placeres, la antigua Mojón Beach. Las integrantes de Afrodita se reúne en este lugar al menos una vez al mes. Desde que existe el sindicato cuentan con más derechos y ya no nos las llevan detenidas, no las molestan. Si bien la existencia de una organización legal ha permitido una mayor convivencia con la policía, la homofobia está lejos de terminar. Según el X Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual en Chile, Valparaíso es, después de la región Metropolitana, el lugar donde más actos de homofobia se han registrado hasta el momento, con el 14 % del total de casos (77), entre los años 2007 y 2011. Zuliana, que lleva  muy poco como concejala en Valparaíso, asegura que aún queda mucho trabajo por hacer. A día de hoy ocurre que en locales no les atienden correctamente, la gente empieza a murmurar y se ríe. A los hijos les inculcan aún esta homofobia. Con todo, la población en general es más abiertas a la diversidad sexual. Existen discotecas para gays, se celebra el día del Orgullo, cambios en definitiva para mejor, dentro de sus vidas. Ahora también pueden ir a la playa (a cualquiera) porque hay más respeto, aun cuando no va a faltar la gente homofóbica. En Valparaíso, la gran mayoría acepta a los homosexuales.

Zuliana asegura que hace años que dejó de ir a la Mojón Beach. Prefiere el campo o algún río. El “truco”, asegura, ya no lo hace. “Me baño como Dios me echó al mundo”, dice.

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